Los grandes libros son el camino a la educación
Escrito Scott Postma
Escrito Scott Postma
Scott Postma: Los Grandes Libros Son el Camino a la Educación
Una respuesta concisa a las preguntas que se nos plantean podría encontrarse en el Prefacio de Robert Hutchins para The Great Conversation. Escribe:
"Hasta hace poco, Occidente consideraba como algo autoevidente que el camino hacia la educación pasaba por los grandes libros. Ningún hombre estaba educado si no conocía las obras maestras de su tradición. Nunca hubo mucha duda en la mente de nadie acerca de cuáles eran las obras maestras. Eran los libros que habían perdurado y que la voz común de la humanidad consideraba como las más grandes creaciones, en escritura, de la mente occidental." (1)
Hutchins afirma que los grandes libros fueron, en algún momento de la historia, obvios y reconocibles porque eran el camino hacia la educación. Estos eran los libros que habían resistido la prueba del tiempo y que eran reconocidos por un consenso sustancial como las obras maestras de la tradición occidental.
En lo que sigue, abordaré las preguntas en orden inverso y, brevemente, estableceré qué hace que un libro sea grande, para luego profundizar en la cuestión de qué libros deben ser contados entre las obras maestras de Occidente.
Lo primero que hace grande a un libro es su valor estético. Un libro con valor estético a veces se denomina un clásico porque se encuentra entre las mejores creaciones de la literatura en la tradición occidental. Una obra maestra de este tipo es a menudo desafiante y puede que no siempre proponga ideas con las que estemos de acuerdo, pero siempre es un placer leerla debido a su contenido y forma.
Los clásicos, dice Louise Cowan, “no sólo exhiben un estilo distinguido, una fina destreza artística y un agudo intelecto, sino que también crean universos completos de imaginación y pensamiento.” (2) De igual manera, Harold Bloom sugiere que un libro con valor estético posee una “maestría en lenguaje figurado, originalidad, poder cognitivo, conocimiento, [y] exuberancia en el vocabulario.” (3)
Además, el valor estético significa que un libro está dotado de lo que algunos han denominado extrañeza. En este contexto, extrañeza significa que el libro "nos llega desde un tiempo distante y una cultura desconocida… pero como ha conformado de manera tan significativa la cultura en la que vivimos, también tiene algo de familiar». Un libro así se reconoce por su «modo de originalidad que, o bien no puede asimilarse, o bien nos asimila tanto que dejamos de verlo como extraño». (4)
Lo segundo que hace grande a un libro es su valor perdurable. Posee una medida de universalidad y atemporalidad—literalmente ha resistido la prueba del tiempo. En palabras de C.S. Lewis, es un “libro antiguo.” (5) Los grandes libros permanecen en circulación porque todavía tienen algo que decir. Continúan induciendo en los lectores lo que Aristóteles llamaría “un movimiento interior del alma.” No es tanto que estos libros nos suministren “hechos e información,” sino que siguen ofreciéndonos "perspectivas subyacentes y sostenidas… una nueva y profunda interpretación de la vida.” (6)
Además, los grandes libros nos llegan de nuestros antepasados occidentales, a quienes Chesterton llama “la democracia de los muertos". (7) Estos libros son una rica herencia de la indagación a través del logos, usualmente escritos en respuesta a alguna obra previa de indagación, creando lo que Hutchins llama “la gran conversación,” o lo que Richard Gamble llama “una conversación transgeneracional.” (8) El simple hecho de que los grandes libros sean discutidos, transmitidos, citados y refutados implica que están destinados a ser una posesión para todos.
Finalmente, un gran libro es un camino hacia la educación. Un bestseller moderno puede ser entretenido, pero un gran libro ilumina mientras deleita. Desafía nuestras suposiciones, estira nuestra imaginación y nos obliga a contemplar sus ideas y conversar con otros sobre ellas.
Esto responde a la pregunta, ¿cuáles son los grandes libros? ¿Qué libros deben incluirse y cuáles no? Existen abundantes listas de estos libros, por lo que limitaré a plantear algunos principios orientadores para entender mejor nuestras elecciones.
Primero, debemos tener cuidado con la idea de un canon literario occidental. Transliterado del griego kanón, significa regla o estándar, y en términos de escritura, significa “lista oficial.” El concepto proviene del canon bíblico, por el cual los libros de la Escritura que fueron aprobados como autoritarios por la iglesia fueron canonizados. Los libros que no cumplían con ciertos criterios de aceptación fueron rechazados.
En realidad, no existe un canon de la literatura occidental en el mismo sentido en que existe el canon bíblico, ya que no hay un número fijo de textos autoritativos. Sin embargo, hay numerosos autores cuyas obras la gran mayoría ha confirmado históricamente como esenciales (por ejemplo, Platón, Homero, Dante, Milton, Shakespeare, etc.).
Segundo, el "canon" literario occidental es ligeramente mutable. Hutchins explica:
"A lo largo de la historia, de época en época, se han escrito nuevos libros que han ganado su lugar en la lista. Libros que una vez se pensó que merecían pertenecer a ella han sido reemplazados; y este proceso de cambio continuará mientras los hombres puedan pensar y escribir. Es tarea de cada generación reevaluar la tradición en la que vive, descartar lo que no puede usar, y poner en contexto con el pasado lejano e intermedio las contribuciones más recientes a la Gran Conversación." (9)
Contrario a la escuela de pensamiento que intenta preservar el "canon" literario occidental como inmutable, el canon es, por naturaleza, autocrítico. En contraste con la escuela de pensamiento opuesta, donde las obras se intercambian por razones ajenas al valor estético o a la promesa de valor perdurable, la inclusión legítima de un libro en el “canon” nunca puede ser políticamente motivada. Cómo cambia el canon es clave. Debemos evaluar el canon como un asunto de recuperación (por ejemplo, La epopeya de Gilgamesh, Aristóteles, Beowulf) en lugar de revolución (por ejemplo, intercambios basados en raza o género en lugar de los méritos de la obra). Lo segundo es contrario al espíritu de herencia—recibir fielmente nuestra tradición de la democracia de los muertos.
Finalmente, la forma en que uno ve la educación moldeará en gran medida los grandes libros que considere preeminentes—como el camino hacia esa educación—dentro del ahora vasto canon literario occidental.
Dado que toda educación tiene un telos, definir ese telos necesariamente informará e influenciará cualquier respuesta a la pregunta en disputa que estamos considerando.
Traducido por AICC
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